miércoles, 9 de abril de 2014

La movida del teatro: la no resignación

Llevamos años rindiendo culto a la Movida Madrileña de los 80, con exposiciones, programas que nos recuerdan que cualquier tiempo pasado siempre fue mejor, recopilatorios y otras "especies". Cierto: hubo un tiempo en el que los jóvenes, incluso no tan jóvenes, no se conformaban con el espacio que la sociedad les había otorgado y se buscaron la vida para que la creatividad, la cultura y el arte se filtrara por las rendijas que el sistema no podía precintar. Mi admiración por ello es infinita y tengo la suerte de contar entre mis amigos con algunos de sus protagonistas. Si llevamos la nave del tiempo al hoy y al ahora hay un hecho que es innegable y que nos esta pasando desapercibido: el teatro está viviendo una autentica explosión, una "movida" o una "burbuja", que es como ahora se llama a cualquier fenómeno que de repente alcanza auge.

Las gentes del teatro están empujando con fuerza a través de salas alternativas, a través de montajes de formato medio para poder ofrecer al espectador un precio que pueda pagar, a través del ingenio para poder no perder dinero en un escenario absolutamente hostil, y no precisamente el escenario de las tablas. Con la política cultural actual hay que amar muchísimo el riesgo y tener mucha fuerza de voluntad para poner en pie espectáculos. El precio de la entrada ha de ser asequible para que los espectadores puedan llenar las salas: partimos de una entrada de 20 euros, por ejemplo. A ese precio hay que quitarle un 21% de IVA para rescatar bancos, banqueros, cajas B, ERES falsos y demás necesidades sociales de esta querida España nuestra; debemos restar también el 10% que se lleva la SGAE en concepto de Derechos de Autor, que unas veces liquida al autor y otras no, pero que se lo lleva; el teatro se queda con un 40% de la entrada en concepto de "alquiler" de la sala y las ticketeras se llevan una media de dos euros por entrada vendida en concepto de gastos de gestión. Ahora cojan la calculadora, echen números y saquen conclusiones.


Gracias a las salas de pequeño formato, al microteatro, a la renuncia de esta profesión a ganar dinero Madrid, sigue teniendo una cartelera que rebosa teatro, sigue habiendo cada vez más propuestas, sigue siendo el escenario un altavoz para la expresión, sigue habiendo una butaca en la que sentarse a soñar. Esto sí que es UNA MOVIDA señores, y no nos estamos dando cuenta!

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